El lunes 30 de enero del 2023, pasará a la historia para quienes desde décadas atrás habían denunciado la sistemática persecución que hombres y mujeres, militantes de la Unión Patriótica, sufrieron desde inicio de la década de los 80.
Este lunes, vinieron a mi memoria nombres e historias, de personas y familias de El Castillo, Granada, Mesetas, Vista Hermosa y otros municipios que sufrieron esta persecución; el llanto fue inevitable y el sinsabor de aquella violencia hizo que las entrañas se estremecieran, al recordar centenares de hechos que bañaron con sangre la región del Ariari y muchas regiones del país. Quisiera escribir sus nombres, pero son tantos que esta columna no me da el espacio y me quedarían muchos sin mencionar.
Me une a ellos y ellas, el sentimiento de solidaridad y fraternidad con cientos de familias víctimas, en el exterminio de la Unión Patriótica que fui conociendo a lo largo de nuestro caminar y que algunas de sus historias están plasmadas en el Blog de la Memoria y en el recorrido de la Peregrinación de los mártires del Ariari que se realiza en el municipio de EL Castillo. El llanto y el sufrimiento fue reconocido por un fallo que responsabiliza del Estado Colombiano por esos crímenes.
Por acción y por omisión el Estado Colombiano fue condenado. Recuerdo las centenares de veces que fuimos con las familias a las Estaciones de policía, a los batallones militares, a las oficinas de la Fiscalía, a las personerías y nos cerraron la puerta, nos decían guerrilleros o simplemente no ponían atención a nuestros reclamos. Un accionar criminal que no solo fue de quienes dispararon o ejecutaron la desaparición sino de funcionarios del Estado que no garantizaron ni la protestación ni la justicia para los militantes de la Unión Patriótica. Será un gran desafío implementar estas medidas de reparación en un Estado en el cual todavía quedan muchos vicios de sistemática criminalidad.
