Totalmente de acuerdo con el escritor Aldair J. Rodríguez S., quien manifestó hace pocos días que en Colombia existe una práctica de impunidad sistemática, según lo expresado por Alejandro Alvarado, director de Litigio Estratégico del Instituto Anticorrupción.
La propuesta de la creación de una sala transitoria anticorrupción en la Corte Suprema de Justicia, ha generado varias reacciones en diferentes instancias. El ministro de Justicia, Néstor Osuna, rechazó la iniciativa, al igual que la Fiscalía y la misma CSJ, que indicó en su comunicado que “se opone a cualquiera tentativa de modificación de las instituciones nacionales que ponga en peligro las reglas de la democracia que durante más de 120 años ha defendido hasta con el sacrificio de sus propios magistrados”.
Y, la intención es, que haya una verdadera instancia que se encargue exclusivamente de investigar y juzgar a quienes cometen delitos de este tipo. Los intentos de deslegitimizar la iniciativa, no son más que una demostración de que la inercia frente a la corrupción ya es cultural en Colombia.
Nuestro ejemplo más claro, es lo sucedido con la Cámara de Comercio de Villavicencio en los últimos 10 años y que no ha habido poder humano ni jurídico que la haga enderezar.
Más que una Sala, queremos un juicio nacional que le permita al país ver que la justicia funciona. A este paso, no creo poder ver un cambio en la cultura política y social. En donde parece que todo el mundo roba, se requiere una solución sencilla que demuestre que la cárcel no es sólo para los pobres.